sábado, 28 de enero de 2017

La actitud del educador y la educadora social


La actitud que tomemos frente a una situación condiciona completamente el desarrollo de la misma, el humor en este caso nos permite manejarla de manera beneficiosa para nosotros como profesionales así como para las personas que estén involucradas.


El poder de la sonrisa

Antes de cruzar la puerta me dibujo una sonrisa, dejo parte de mí fuera para dedicarme a las personas que voy a acompañar. Este gesto es vital en mi trabajo ya que los sentimientos se perciben y se trasmiten, y si lo que quiero es transmitir optimismo no puedo ir cargada de problemas y preocupaciones. Esta actitud positiva a la vez me ayuda a reaccionar con creatividad delante de las posibles adversidades.

 
Esta actitud no solo nos ayuda a empezar cada jornada con entusiasmo, sino que también resulta muy útil para tomar una postura asertiva y mostrar confianza en nosotros mismos. Se convierte en un estilo propio que a su vez disminuye las ocasiones en las que pueden aparecer conflictos agresivos al evitar una actitud más dominante o autoritaria.

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